Edward Salazar Cruz. LA POESÍA INICIA CON LA CONSTATACIÓN DE QUE LOS TEOTES (dioses) MUEREN CADA DIA

LA POESÍA INICIA CON LA CONSTATACIÓN DE QUE LOS TEOTES (dioses) MUEREN CADA DIA 

Edward Salazar Cruz

Managua, 07 de Septiembre 2018

16:51 pm

Las culturas que habitaron lo que hoy conocemos por “Nicaragua” entre el 300 a.C. y el 1524 d.C. fueron diversas: los chorotegas en la faja del pacifico, desde Chinandega hasta el Rio Ochomogo; Nahualt o niquiranos en la región del valle de Rivas y la Isla de Ometepe, los Uluas Matagalpas y Chondale en la región del pacifico; una variedad de grupos como los pueblos pantasmas, lencas, panamancas, uluas, bocayes, tuacas, payas, paracas y quicamas; en el Caribe, los mosquitos, mayagnas y ramas. Los estudios antropológicos y etnológicos actualmente han avanzado significativamente en el estudio de estas diversas poblaciones.

Los pocos registros que nos quedan de su poesía oral y narraciones expresan más el testimonio de una cultura destruida por la invasión española y la conquista espiritual católica. Si el español, destruyo el sistema de sociedades, el gobierno, la economía, la forma de organizar la cultura; el catolicismo, destruyo la cosmovisión diversas de estas culturas y se impuso como hegemónica e ideología única del periodo colonial (1523-1821).  Un acercamiento a los pequeños trozos de poesía que nos queda de estos tiempos, nos dirán mucho sobre lo que el actual nicaragüense hereda de una cultura que se alimentó en forma gradual en estas tierras.

“Cuando se mete el sol, mi señor

me duele, me duele el corazón.

Murió, no vive el sol,

el fuego del día.

Te quiero, yo te quiero,

fuego del día, no te vayas,

no te vayas fuego.

Se fue el sol,

Mi corazón llora”.

(Arellano: 2007)

El Tonatiuh Ixco, la salida del sol, en el sitio donde el sol da la cara. Es el lugar donde habitan los dioses y los hombres buenos. El Mixtlan, el lugar de los muertos, donde muere el sol al caer. Ahí donde el sol cae, ahí habitan los muertos, los malos, los seres de la oscuridad. (Guerrero:1982). Arriba, es donde sale el sol. Abajo, donde muere el sol.

El conocimiento que tenemos de la cultura religiosa chorotega y nahuatl, es muy capilar. Aunque existen diversas investigaciones realizadas por estudiosos como Clemente Guido Martínez, Pia Falk y Louise Fribert, Carl Bovallius, Jorge Eduardo Arellano, Frederick Thieck, Magdiel Castillo Barquero, Rigoberto Navarro Genie. Entre otros autores.

En este poema de origen Nahualt, podemos apreciar la intensidad del culto al teote solar y de cómo este era asumido en la cultura litúrgica, sacerdotal y popular.

1 Un canto aprendido en el Calmècac

Relata Clemente Guido en su obra Los Dioses Vencidos de Zapatera (2004):

“Cuando un niño nacía,

Lo ponían sus padres

O en el Calmècac o en el Telpochcalli.

Prometían al niño como don,

Y lo llevaban o al Calmècac,

Para que llegara a ser sacerdote,

O al Telpochcalli,

Para que fuera un guerrero”

(Guido: 2002)

Ya en el Calmècac, dirigida a formar “rostros sabios”;

“Se les enseñaba cuidadosamente

los cantares,

los que llamaban los cantos divinos;

se valían para esto de las pinturas de los

[Códices.

Les enseñaban también la cuenta de los días,

El Libro de los Sueños

Y el Libro de los Años (los anales)”.

El pensamiento filosófico, religioso y cultural nahualt.

2. Un canto que revela una cultura sacerdotal al servicio del “dios solar” o el quinto sol.

La cultura religiosa Nahualt y chorotega, es una cultura oral, transmitida de generación en generación, de sacerdotes a sacerdotes; un ministerio sacerdotal  que era provisional y el conocimiento sacerdotal no era de conocimiento público. Algunas características que se pueden destacar son:

  • Los Nahualt y chorotegas, tenían casas de oración a las que denominaban Orchivolos.
  • Existían dos tipos de templos: Los templos mayores, dedicados a los dioses mayores y los templos menores, dedicados a los dioses menores. En el templo mayor, no entraban las mujeres. En los templos menores, ahí entraban varones y mujeres.
  • El culto era dedicado a la divinidad solar. El Sol, al cual se le ofrecían tres tipos de sacrificios: de hombres, de mujeres y niños. El ritual del sacrificio era igual para los tres. Se les subía al altar, lo acostaban, le abrían el costado y le sacaban el corazón y la primera sangre le pertenecía al Sol. Luego venían otros sacrificios y con la sangre se untaban los sacerdotes, untaban a sus ídolos, se untaban los labios. El cuerpo lo partían, y lo dejaban caer para que rodara abajo del altar, él era recogido por los presentes y comido como manjar santo y muy preciado.
  • El cuchillo con el que cortaban era de pedernal, madera o piedra fina. Cuando la víctima era niño, se le enterraba después del sacrificio y cuando la víctima era mujer, los sacerdotes no comían sus carnes. El sacerdote, decía en alta voz: “tomad y recibid esto, que os ofrecen los caciques”, y de este modo untaban los rostros de sus teotes.
  • Había variedad de dioses y por ello variedad de sacrificios, el más importante era el culto solar.
  • El oficio sacerdotal duraba un año, era de elección popular y de carácter voluntario.
  • El sacerdote debía de ser siempre hombre, no mujer. Debían de ser solteros y si eran casados no podían tener sexo con su mujer durante el año de sacerdocio.
  • El sacerdote, cuidaba el orden en el templo, el aseo y atendía los sacrificios humanos a los teotes.
  • Durante, las fiestas sagradas las gentes no trabajaban, ni atendían. Se dedicaban a la borrachera y no podían tener sexo con sus mujeres.
  • De los 20 días anuales dedicados a los teotes, 5 días eran dedicados al ayuno.
  • Las danzas sagradas, las principales eran las del “Canto del Hambre” dedicada al teote Huitzteòlt y la danza del sur, dedicada a Chiconahuilhecalt, nueve vientos.

Con estos elementos podemos valorar el Canto de los Nicaragua y destacar:

  • Para el Nahualt y el Chorotega, la caída del sol, es la caída al lugar de la muerte, la tierra oscura.
  • El sol, a quien se le dedican los principales sacrificios humanos, al caer, deja de ser objeto de adoración y culto.
  • El dolor del corazón, es ver que aun con los sacrificios, el sol no se detiene y su sed amanece ahí donde se levanta cada amanecer, después de pasar y sobrevivir al Mixtlan.
  • El ocultamiento del dios solar es considerada como la muerte del sol, la muerte de Dios. Dios muere cada día en el atardecer. El fuego del día perece.
  • El canto del orante, la liturgia de la tamagest, es evitar que el sol se vaya, continúe su marcha eterna por la urna del cielo. Pero el teote solar, el disco de la vida sale, marcha, se pone, continua y muere en la eterna oscuridad que cada día se repite como ciclos inmediato de dolor, muerte, querer y llanto.
  • Al entrega del corazón, sea de un sacrificado al dios solar o sea de forma voluntaria no puede evitar su ida. Él se va, aun con todos los sacrificios brindados.
  • En la fe, la espiritualidad y la cultura Nahualt y choretega los dioses mueren.

El Canto de los Nahualt, termina con un verso triste: “Se fue el sol,/Mi corazón llora”.

 Notas:

  • Arellano, Jorge Eduardo, (2007). Antología General de la Poesía Nicaragüense. Managua: Distribuidora cultural
  • Guerrero, C. Julián N. y De Guerrero, Lola Soriano (1982). Las 9 tribus aborígenes de Nicaragua. Managua.
  • Guido, Clemente Martínez (2002). Los Dioses Vencidos de Zapatera, mitos y realidades. Managua: Academia Nicaragüense de la lengua.

 

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