Teodoro Guido Ríos y Gladys Priscila Granjas. Perspectivas sobre el Protestantismo en América Latina y su proyección política

Por:

Teodoro Guido Ríos, Obispo y teologo

Iglesia de Dios en Juigalpa

y Gladys Priscila Granjas, Pastora y Teologa

Iglesia de Dios en Juigalpa

Maestrantes de Teología Sistemática Contextual

Universidad Evangélica Martin Luther King Jr.

El presente trabajo constituye una breve reseña de la obra de  Roberto Simbaña (2015). Religión y Política: Protestantismo en América Latina. -1 ed.- Quito: Religación, Siglo XXI. Una de las obras introductorias sobre como el “protestantismo latinoamericano” ha venido organizando su proyección política en la región. El propósito de esta reseña es presentar las principales ideas y contribuciones de Simbaña a la comprensión del movimiento protestante en nuestra común región, desde su perspectiva crítica.

I Protestantismo y proyecto liberal de modernidad 

La búsqueda de sentido y la búsqueda de raíces históricas por parte de una nación, pueblo, raza, están estrechamente entrelazadas. Es necesario volver al pasado y hacer un recuento histórico del transitar de la iglesia protestante entre los siglos XIX y XX, para así poder ejercitar la fe de mejor manera en el presente y proyectarse al futuro respondiendo de una manera eficiente y responsable, en medio de tantos cambios que viven nuestras sociedades latinoamericanas.

La intención es no dejar como extinto el pasado de la Iglesia, renegar de éste, o echarlo al olvido, sino, hacer de ese pasado la raíz del futuro, reconociendo los graves errores que ésta cometió y también los aportes que hizo a la sociedad, procurando así entrar en una nueva perspectiva que sea objetiva, en búsqueda de un nuevo sentido y misión que nos comprometan con el Reino de Dios de una manera más concreta y efectiva en la sufrida Abya Yala.

1 Independencia y Nueva República

Las revoluciones de principios del siglo XIX arrancaron el poder a los españoles y dieron paso al surgimiento de las nuevas nacionalidades, repúblicas. En medio de esta situación y ante el vacío de poder, rápidamente las burguesías urbanas entraron en disputa con el afán de demarcar el espacio geopolítico.

La Iglesia Católica reaparecía como “el árbitro de las situaciones conflictivas intra-liberales, asegurando el triunfo de las facciones liberales moderadas sobre las radicales, en la medida en que las primeras moderaban en la práctica el espíritu de las constituciones y aún aceptaban al status quo ante.

Ese fue el escenario en donde el Protestantismo ingresó en América Latina de manera más dinámica, quizá uno de los momentos de mayor auge en alianza con el liberalismo, asociaciones obreras, logias de intelectuales, sociedades parapolíticas. Aunque también se podría decir que el liberalismo en su momento de mayor auge se sirvió de las sociedades religiosas nuevas (protestantes, espíritas, teosóficas, positivistas en Brasil) o pararreligiosas (sociedades francmasones), que surgieron desde los espacios geográficos liberales entre minorías transición de la sociedad rural hacia su integración en las redes de economía de mercado, como instrumentos para conseguir sus grandes objetivos en la región y provocar un cambio real en el paso de una sociedad tradicional-feudal a una sociedad moderna y capitalist

2 Proyecto Liberal Moderno

La clase criolla que había heredado el poder tras la independencia abolió muchas de las instituciones, impuestos y derechos de aduana en concordancia con el liberalismo del siglo XIX, pero sus grandes esperanzas se desvanecieron con la crisis política y la decadencia económica que caracterizaron los primeros años de la mayoría de las nuevas naciones.

El liberalismo aparece en América latina como la opción a la modernidad de los sectores avanzados (Álvarez, 1983:42), puesto que se acentúa la tendencia urbanizadora, aparece con mayor fuerza la pequeña burguesía comercial y la mentalidad portuaria es abierta y receptiva al liberalismo. De esta manera favoreció a la masonería, el libre pensamiento y el advenimiento del protestantismo (Álvarez, 1983: 42).

Contribuciones para consolidar el proyecto Liberal Occidental

A su vez, las misiones e individuos protestantes norteamericanos entendieron que el control militar, económico y político no era suficiente. Estos sectores veían necesaria la introducción de los valores norteamericanos en la región y para esto era necesaria la ayuda del trabajo protestante. Puesto que, así como el clero español siguió a los conquistadores, los protestantes estaban convencidos de que sólo la conquista espiritual podía hacer efectivo el con- trol de los Estados Unidos en estos países (Piedra, 2000:81).

La guerra de los Estados Unidos con España en 1898 presagió el inicio de una posible penetración mayor de las sociedades misioneras protestantes en la región. América latina poco a poco fue vista con otra mirada geopolítica y religiosa. El estallido de la revolución mexicana, la construcción del canal de Panamá, así como la Primera guerra mundial sirvie- ron de factores para la reconsideración de la región.

3 Panamericanismos y la búsqueda de Identidad Latinoamericana

Los protestantes fueron acusados de filibusteros, por sus vínculos con las empresas comerciales y por su apoyo a las acciones militares de los Estados Unidos. Acercamientos entre representantes religiosos de las misiones protestantes y compañías comerciales, por cierto, criticadas por su injerencia en la política y en la explotación de los recursos nacionales, afianzó el recelo sostenido por décadas según el cual el protestantismo no era una religión confiable.

En cuanto al apoyo a las acciones militares por parte de los Estados Unidos, podemos decir que existió poca voluntad de parte de los misioneros de “reaccionar” en contra de las acciones militares que afectaban intereses de América Latina. Esto aumentó las sospechas en cuanto al trabajo protestante en la región. La reacción de los protestantes muy por el contrario, fue la de justificar y defender las incursiones de su nación. En los relatos históricos, correspondencia y conferencias se puede notar que este tema no es tratado y cuando es mencionado se lo hace como si fuera un parte militar.

Los misioneros del CCLA tenían mucha simpatía con la propuesta panamericana y en las buenas in- tenciones del Norte para con las necesidades del Sur del continente. Convencidos de que la unión entre el Norte y el Sur beneficiaría a este último, tenían la necesidad de crear un panamericanismo espiritual, reconociendo así que la situación religiosa era un asunto que tenía que ver con los logros económicos que estas naciones anhelaban. Estos misioneros veían el desarrollo económico estadounidense como consecuencia del tipo de religión cristiana, por eso, tenían como prioridad el expandir esta religión que asentaría las bases del tan anhelado progreso y desarrollo económico para la región.

El CCLA jugó un papel muy importante en la expansión protestante en América Latina y en expandir la doctrina panamericanista, pues en su camino por conseguir sus objetivos religiosos se asociaría con entidades y movimientos con propósitos estrictamente seculares, absorbieron sus esfuerzos y objetivos propiamente religiosos. En el desarrollo de esta organización se pudo ver el interés político abierto para apoyar las relaciones interamericanas que tanto necesitaba EEUU.

4 Guerra Fría y Políticas de desarrollo en América Latina

El tercer momento histórico para analizar se desarrolla en primer lugar entorno a las políticas conservadoras sociales y anticomunistas por parte de ciertos sectores de las iglesias evangélicas a mediados del siglo XX. Por otra parte, la irrupción del pentecostalismo, alterará el panorama religioso en la región, así como movimientos ecuménicos del estilo de CLAI y revolucionarios como ISAL aparecerán para analizar la cambiante situación de América Latina. Tiempos difíciles y notables divisiones, no sólo denominacional sino también ideológicas marcarán este período de la historia de la iglesia evangélica en la región.

Señala Bastian que la fuerza del pentecostalismo residió en su capacidad de ruptura con la subordinación al orden católico, sin cambiar la estructura misma de la religión del pobre urbano. Le quitó los santos, pero “le restituyó el imaginario mágico articulado a formas hipermodernas de comunicación y de gestión” (Bastian, 1999: 147). Rompió con la jerarquía católica, pero restableció el modelo corporativista de control, multiplicado por los cientos de pastores-patronos.

5 Sectores Progresistas Evangélicos

Movimiento Ecuménico

Al finalizar la década de los años cincuenta la composición del protestantismo latinoamericano había cambiado radicalmente. Un protestantismo mucho más espontáneo, de tradición oral, y mucho más autóctono lograba penetrar en estos sectores sociales en estado de anomia.

Revolucionando la teología

En 1961, dos acontecimientos marcarían la ruptura: por un lado, la segunda Conferencia Evangélica Latinoamericana (CELA) y, por el otro, la organización de Evangelismo a Fondo por la Misión Latinoamericana (EVAF). A este frente se suman las actividades del ILV y sus vínculos con la CIA, Visión Mundial  que  entró en el juego político del departamento de Estado Norteamericano, la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo que desde México y con el apoyo económico del Movimiento norteamericano Campus Crusade for Christ1, llevaron a América Latina una cruzada, promoviendo un evangelio agresivo, utilizando radio, prensa, cine, volantes, carros con megáfonos, teléfono, entrevista en la calle y visitación en los hogares. Estos grupos promovieron entre la pastoral evangélica, modelos integradores de imitación del status quo social del profesionista clase mediero, despolitizando a las masas movilizadas bajo pretextos religiosos.

Se pretendía llevar a la práctica la iniciativa de un movimiento ecuménico protestante con la capacidad de implementar una pedagogía renovada en las iglesias de dicha asamblea. Se crearon tres movimientos ecuménicos de vanguardia: el Movimiento Iglesia y Sociedad en América Latina (ISAL), crea- do en 1961; la Comisión Evangélica de Educación Cristiana (CELADEC), en 1962; y el Movimiento Pro-unidad Evangélica en América Latina (UNELAM) creada en 1964.

La condena del régimen de Somoza fue expresión concreta para implementar líneas claras de testimonio evangélico. Así se dio paso a la aprobación de un Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) que en 1982 en Huampaní, Perú celebraría su Asamblea constitutiva, donde se afirmó el llamado a la vida ligado a la práctica de la justicia para la cual no hay solamente que clamar, sino ser agente de ella.

6 Neoliberalismo y Mercado Empresarial

A finales de los sesenta, un nuevo fenómeno aparecería en América Latina, se trata de la aplicación de las políticas neoliberales, su expansión continental, a la par del incremento en términos de las políticas de gobierno y la evolución de la situación económica y social de nuestros países. La región tuvo el triste privilegio de convertirse en el primer laboratorio de experimentación del neoliberalismo, desde los inicios de los setenta, los sucesivos golpes de Estado y la instauración de sangrientas dictaduras en el Cono Sur abrieron paso a la aplicación del nuevo recetario económico forjado en el interior del pensamiento conservador norteamericano e inglés (Reagan, Thatcher).

Neoliberalismo en América Latina

El neoliberalismo, como doctrina oficial del imperialismo, cobró inusitada fuerza en la década del 70 cuando el Gobierno de Richard Nixon decidió frustrar el triunfo electoral de Salvador Allende en Chile. Una etapa verdaderamente siniestra en la historia de América Latina se iniciaba. Dos altos jefes de las Fuerzas Armadas chilenas, leales a la Constitución, fueron asesinados y Augusto Pinochet impuesto en la jefatura del Estado, tras una represión sin precedentes en la que numerosas personas seleccionadas fueron torturadas, asesinadas y desaparecidas. (Castro, 2012)

Una segunda ola neoliberal en Latinoamérica no sólo se distinguía de la primera por su mayor expansión geográfica sino también porque dichas políticas hubieron de tomar cuerpo en el marco de la recuperación de la democracia representativa en la región. A diferencia de lo ocurrido en anteriores procesos democratizadores donde las transformaciones políticas integraron a vastos sectores sociales previamente excluidos, la redemocratización de los 80’ vino acompañada así por el crecimiento de la pauperización de amplias franjas de la sociedad.

El neoliberalismo se fundó a partir de  la  lógica de mercado, resultó llamativo como éste, para imponerse, se valió de un “lenguaje y un mensaje con ropaje religioso para proyectarse como una ideología. Este uso de ideología de mercado y religión ha promovido lo que se conoce como idolatría del mercado” (Batista, 2010)

De esta forma el éxito material, financiero, y el ascenso social son bendiciones divinas, convirtiéndose el consumo como parte fundamental en la vida de los fieles consumidores, reorquestando así el consumo en la articulación entre modernidad y la religión cristiana.

7 Hacia el final del Siglo XX

Misión Integral

Por los años 60 América Latina vivía intensa crisis, no sólo política y social, sino también dentro de la iglesia protestante evangélica por las controversias que levantaba la popular Teología de la Liberación. Cómo reacción a esto diversas organizaciones misioneras evangélicas Norteamericanas, como la Asociación Evangelística Billy Graham, la Evangelical Fellowship of Mission Associates (EFMA)  y la International Fellowship of Mission Associates (EFMA), organizaron un congreso sobre evangelización para América Latina.

Desarrollo y tipología de la diaconía caritativa

El curso de la iglesia evangélica siguió su rumbo, siempre tomando varios caminos, mostrándose multifacética. Así como ciertos sectores realizaban “pactos de convivencia” con el sistema imperante y trabajaban dobles agendas, también otros sectores tomaron partido en la opción por la justicia, la paz y responsabilidad en la construcción de una sociedad “donde quepan todos”. Ejemplo de esto en el tema de diaconía se puede dejar ver en el trabajo realizado por el CLAI, que buscó entender “los tiempos y las sazones” de la sociedad latinoamericana y buscó la forma de afectar el curso destructivo de ésta a través de la iglesia.

Este grupo de iglesias elaboró toda una reflexión crítica y propuso líneas de acción clara y pertinente para ser implementadas en la región, producto de un documento de trabajo para el diálogo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Período de transición

Con el pasar de los años la iglesia evangélica dio sus primeros pasos en la política, aunque siempre estuvo ligada a la política al apoyar pues esta (la mayoría) siempre apoyó a los gobiernos de turno, claro que éstos en su mayormente se caracteriza-  ron por ser dictaduras o gobiernos de la seguridad nacional, conservadores y de una línea claramente derechista.

La iglesia evangélica luego de haber vivido una explosión numérica de adhesiones en todo el continente e inclusive de manejarse la posibilidad de que América Latina llegase a ser protestante, comenzó a experimentar un detenimiento de ese crecimiento.

La crisis en la misión, la poca visibilidad pública, la pérdida de una agenda social y el preocupar- se más por el énfasis en lo institucional desataron una anomia de la iglesia y un repliegue como agente social en un momento clave de la historia latinoamericana.

8 Gobiernos Progresistas Latinoamericanos

Cambio de época en América latina

 fines del Siglo XX las políticas neoliberales provocaron un gran nivel de dolor en América Latina, éstas fueron implantadas en la mayor parte la región especialmente en América del Sur a partir del establecimiento de gobiernos militares, primero en Chile con el golpe militar de 1973, donde por primera vez se ponen en operación las políticas de corte monetarista de Milton Friedman, al mando de los Chicago Boys, desde entonces se inicia con el proyecto neoliberal, que toma fuerza con el llamado Consenso de Washington en  1975  y se impone al resto de América Latina,  se impone en el gobierno militar, ya establecido, en Brasil, se impone a  través  de golpes militares en Uruguay y Argentina, en Perú a través de la modificación de su gobierno militar y durante la segunda mitad de la década del 70 la mayor parte de los países del sur estaban sometidos a las políticas neoliberales del Consenso de Washington, por el militarismo o por  la presión ejercida a los gobiernos civiles de cada país. (Míguez, 2012)

A lo largo de las dos décadas siguientes una profundización muy grande de la pobreza, enajenación de los recursos, etc. Y, que alcanzó su forma culminante hacia finales del siglo y pro- motores del proyecto neoliberal confiando que ya habían implantado su proyecto ya no se respaldaron tanto en gobiernos militares, sino que admitieron gobiernos electos democráticamente, pero limitados en su accionar por los lobbies económicos. (Míguez, 2012).

Descontento del pueblo, movilización social y la llegada de gobiernos progresistas

El descontento popular se sintió y de manera regional, el quiebre de modelos del Norte ya no podía sostener su modelo o su experimento en la región. Nuevos actores sociales surgieron, los movimientos sociales se enfrentaron en dura batalla contra la oligarquía nacional y los intereses extranjeros en la región.

Protestantismo en el “cambio de época”

Ante este cambio de época, la iglesia evangélica latinoamericana, reacciona de una forma negativa, le cuesta asumir como positivos estos cambios, su conformación histórica como un ala derechista de la política no le permite ver más allá de los prejuicios y la ubica del lado opositor a estos gobiernos.

Algunos de estos cambios de los gobiernos populistas impactan a la iglesia, por ejemplo, en el cambio de las leyes de educación, ciertas modificaciones en las leyes que regulan las relaciones de género, campañas contra el sida que implican la distribución de preservativos, también discusiones sobre la legalización del aborto que están ocurriendo en muchas de estos países.

Y la iglesia en primer momento reaccionan en forma negativa, con oposición y resistencia al cambio, sin percibir, a modo de ver del escritor, que en realidad no se está mostrando liberalidad sexual, sino que están mostrando en la superficie cambios de actitudes muy profundas, que han ocurridos en otros niveles de la sociedad.

El continente de la esperanza

Después de las nefastas consecuencias de las políticas neoliberales en las décadas de los 70-90 ha habido fuerzas políticas nuevas, líderes nuevos ligados a los movimientos sociales que habían llevado la lucha contra el neoliberalismo, los que se encuentran en el poder, llevando a la práctica políticas de compensación de la deuda social y por eso estamos en una política muy diferente, tan diferente que hace que esa experiencia de haber tenido que luchar contra el Consenso de Washington, lleva ahora a los nuevos gobiernos a tener políticas mucho más pensadas para preservar los sectores estratégicos de la economía y trabajar en pro de una integración Latinoamericana.

9 Protestantismo y Nuevos Tiempos

Protestantismos y gobiernos populistas

Joseph Comblin sostiene que quienes tienen fe hoy en día son los pobres, aquellos que estuvo y está dirigida las Buenas Nuevas del Reino de Dios, aquellos que estuvieron presentes en el cambio de dirección de la iglesia bajo la teología de la libe- ración con la Opción preferencial por los pobres,  así también aquellos por quienes los gobiernos progresistas o populistas han llegado a ser gobierno a inicios del siglo XXI. (Comblin, 2007: 111-124). Por lo tanto, todo análisis parte desde aquello que visibilice, humanice e integre a los pobres a una sociedad nueva, ese Reino de Dios.

¿Democracia en América Latina

Luego de las independencias en la región a inicios del siglo XIX, los nuevos dirigentes comenzaron a imitar las instituciones de los colonizadores. Importaron la estructura política denominada democracia de los Estados Unidos, de Inglaterra y Francia. Esas instituciones funcionaron según las normas del modelo importado: elecciones, generalmente presidenciales, como en los Estados Unidos, elecciones a la asamblea de diputados y senadores, presencia de partidos políticos antagonistas y autonomía del poder judicial, con las libertades de religión, prensa, opinión, asociación, de mercado y el respeto a la propiedad privada.

El sistema democrático no fue capaz de transformar esa realidad, tampoco lo han logrado los gobiernos populistas en la actualidad, pero sí se debe reconocer que han trabajado y conseguido resultados notables en esta dirección. Esta es quizá la tarea más difícil que enfrentan estos gobiernos, pues al pretender imponer impuestos a la herencia, por ejemplo, han recibido grande oposición incluso des- de sectores de clase media y hasta sectores pobres.

Dentro del protestantismo es notable como en la mayoría de casos, lo que proponen es igualdad dentro de la iglesia, en cierto sentido, puesto que no importa a qué clase social pertenezca el creyente, tiene derecho a los mismos espacios que todos, se procura motivar la participación de todos los creyentes en el culto, en la enseñanza, inclusive la misma mujer mereció mayor aceptación en sus derechos de participación quizá adelantándose a la sociedad secular racional.

10 Potencialidad del Protestantismo en Latinoamérica

Hasta antes de la llegada de los gobiernos progresistas, las iglesias y diferentes movimientos sociales alzaban su voz contra la corrupción, desempleo, flexibilidad laboral, ecología, deuda externa, falta de atención a los sectores más vulnerables, etc. Había un discurso muy marcado y se expresaba en las calles, el descontento popular.

Sin embargo, a la llegada de estos gobiernos toda esa actividad de lucha por parte de organizaciones cívicas, sociales y religiosas desparecieron de las calles, y al ver respondidas poco a poco sus demandas, aunque no de manera total, se replegaron y su discurso ha tenido que cambiar en consecuencia con los cambios en la estructura de la sociedad. Por lo tanto, desde ese nuevo contexto, las iglesias protestantes después de realizar los procesos de autorreflexión deben repensar el discurso con el que quieren instarse en la sociedad.

La pecaminosidad de la riqueza.

El desarrollo y prosperidad económicas dentro del sistema democrático liberal está bien visto, sin embargo, ante la acumulación del capital y riquezas se calla, tolerando todos los medios que sirvan para lograr el progreso. La democracia dejó se dejó seducir por la fascinación de la riqueza, y nada hay en ella que defienda de esa peligrosa seducción.

El Nuevo Testamento sí advierte de ese gravísimo peligro: “Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y se han causado terribles sufrimientos.” (1 Tim 6,10) Pero, ya sea bajo gobiernos populares o democracias liberales el “dinero” ha vencido y origina grandes males. Uno de ellos, fundamental por lo deshumanizante, es que lleva al agravio comparativo entre ricos y pobres, sean individuos o países.

Protestantismo y lucha por la Justicia

En el contexto de la discusión sobre la obra de Horkheimer, la acción moral consiste en hacer algo bueno por el otro con la esperanza de que aquella acción haga más bella nuestra existencia. La acción moral es, ante todo, para y por el otro, demostrando que el cuidado de éste ya implica el cuidado de sí mismo. Esto no se debe a que una instancia superior o trascendente recompensará la buena acción, sino que deriva de si el otro encuentra alegría en dicha acción. En consecuencia no es el pensamiento de Dios lo que cualifica una acción como moral, sino que es “sencillamente el hecho de que mi vida, aun cuando deba sacrificarse por el otro, es embellecida por las reacciones de éste” (Horkheimer, 2000:113). El lema diría algo así como “Si el otro es feliz, tam- bién yo lo soy”

La idea de Justicia que se encuentra en el último Horkheimer se radicaliza a tal punto que se enlaza con la imagen misma de la comunidad impolítica, como es el amor.

Profetismo de Cornel West 

Para finalizar, se recoge la atinada exposición de un filósofo norteamericano y teólogo, Cornel West, que en su artículo: Religión profética y futuro de la civilización capitalista (West, 2011:87-94), con cierta particularidad menciona que los pensadores de la secularización tienen un mal oído y no están preparados en materia de religión, pero lo mismo sucede desde la otra orilla, con los ciudadanos creyentes. Por eso recuerda al pensamiento secular la contribución del movimiento profético judío, único en su propósito. Para West, este movimiento del pueblo judío significa para el mundo, una llamada de auxilio, fundada en los gritos de un pueblo oprimido que merece atención, y, de hecho, ser humano es amar al huérfano, a la viuda, al extranjero: tratar a ese otro no judío con dignidad, con amorosa so- licitud.

Esa contribución ética del profetismo es revolucionaria, y critica a Derridá al cuestionar que éste se ocupa por deconstruir y cuestionar todo, pero la conclusión respecto a la justicia ya está marcada hace siglos en Amós cuando dice: Que fluya, sí, el juicio como agua, y la justicia como un torrente in- agotable. Con esto quiere demostrar que tanto seculares como religiosos buscan la justicia, y que la esa justicia ha estado presente en la tradición religiosa desde su fundación.

En la era de Obama, se cuestiona West: ¿puede  la religión profética, en todas sus diversas formas, movilizar a la gente, suscitar una justa indignación ante la injusticia? no una ira bruta contra las personas, no ataques ad hominem. Continúa: “¿Podemos presionar al presidente Obama? Él ahora escucha a las élites tecnocráticas de su equipo económico, que nunca se han preocupado realmente de los pobres y los trabajadores. Le han cautivado con su brillan-  tez y le han seducido con su posición de miembros del establishment y sus contactos en Wall Street. Lo mismo pasa con su equipo neo-imperial de política exterior.

La versión carismática que tiene el presidente Obama del excepcionalismo norteamericano pro- mueve el liberalismo keynesiano en casa y el neo- conservadurismo liberal en el extranjero. Esto causa confusión en algunos, pero resulta claro a los proféticos, creyentes o no, que aman a los pobres y a los trabajadores” (West, 2011:93).

Estas interrogantes también son válidas en el contexto latinoamericano, aunque adaptadas al contexto y realidad: ¿puede la religión profética, en todas sus diversas formas, movilizar a la gente, suscitar una justa indignación ante la injusticia?

Otras preguntas pueden desglosarse de esta primera, pero para eso hay que acercarse a la realidad, aquella que peligrosamente los gobiernos progresistas van alejándose, así como también la religión se retrotrae de la realidad del contexto donde desarrolla su fe. Aquella ortopraxis de la teología de la liberación se hace necesaria hoy en día para lograr esa sociedad del Buen Vivir.

Managua, 18 de septiembre de 2018

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